Alex de la Iglesia adapta para su nueva película la novela de Guillermo Martínez y al igual que este rinde homenaje al género policiaco clásico, en la que los protagonistas no son policías ni detectives, sino personajes dotados de inteligencia que con su ingenio, descifran todos los misterios. Sin olvidarse de los típicos, giros en la trama, sobretodo en la parte final, no tan sorprendentes como podrían suponer, pero eso es gracias a las continuas pistas y la lógica en ellos, nada irreales, muy logrados e estudiados, sin dejar cabos sueltos, no tomándonos como idiotas, y por tanto no pensar en ese momento que nos han tomado el pelo durante toda la película.
Y la novela lo hacía por medio del desarrollo de la historia y personajes, el director deja de lado su “furia” en la puesta en escena, para realizar un rodaje mas “clásico” y “convencional”, pero sin olvidar dar un toque de calidad (aunque quizá le falte algo de personalidad, y no necesariamente la que ya conocemos de Alex de la Iglesia), y ese plano secuencia que realiza en la parte de la historia de antes de descubrir el primer asesinato, lo demuestra.
Una anciana aparece asesinada en el salón de su casa a las afueras de Oxford. Su cuerpo es descubierto por dos hombres que por casualidad coinciden en ese momento: Arthur Seldom, prestigioso profesor de Lógica; y Martin, un joven estudiante americano recién llegado a la universidad con la intención de que el famoso profesor dirija su tesis doctoral. La muerte de la anciana no es sino el primero de una serie de asesinatos con inquietantes puntos en común. Son crímenes casi imperceptibles, que podrían incluso pasar por muertes naturales si no fuera porque cada uno de ellos viene acompañado de un mensaje: una imagen, un signo diferente en cada ocasión que, muerte a muerte, va dando forma a una serie cuya lógica deberán descifrar los protagonistas.
John Hurt y Elijah Wood mantiene en toda la película un duelo interpretativo que se resuelve a partes iguales, y eso, a más de uno, sorprenderá, el aguante de Wood ante ese “monstruo” que es Hurt, que por cierto se luce interpretando este personaje tan malicioso, pero como ya ha demostrado en más de una ocasión (Todo está iluminado), Wood, es algo más que una estrella infantil, y Frodo.
Les secundan la Marlanga (perdón Leonor Watling), Burn Gorman (Torchwood), Julie Cox (Hijos de Dune), Dominique Pinon, entre otros.
A pesar que las matemáticas, es una parte fundamental de la película, con estas se intenta resolver los crímenes y dar sentido a todas las cosas, incluso la vida, no es necesario ser un experto en el tema, ni mucho menos; simplemente es un elemento más, para que estemos atentos en todo momento de la película, que no deja que nos despistemos, o aburramos, al estar constantemente intentando intuir, la trama y la intención de los personajes. Personajes que en ocasiones, en su forma de expresarse, una sonrisa en ciertos momentos, una expresión de preocupación o interés,…… dan más pistas que las propias palabras de los personajes.
Las localizaciones son magníficas con una excelente escenificación de Oxford y alrededores, lo ayuda a dar ese aire de sobriedad, que se muestra en todo momento la película.
Una película muy bien hecha, no hay duda, pero entre que iba con demasiadas expectativas, y esperaba algo más de toque de la Iglesia, me ha decepcionado en demasiado, y aunque un día después de visionarla, la ves, estudias y reflexionas de mejor manera, sigue pareciéndome algo fría, aun asi, y a pesar de parecerme algo fallida, propuestas como estas, "diferentes" al habitual cine Español, seran mejor recibidas, por mi parte, que otras.
Puntuación 6.5/10
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