Frank, un bibliotecario soñador y romántico, empieza una apasionada relación con una misteriosa mujer, Miranda, en la que descubre tres identidades: bailarina, dominadora y estafadora. Pero ¿cuál de ellas es la Miranda real? Es sexy, inteligente, y es peligroso conocerla. Puede convertirse en la fantasía de cualquier hombre para conseguir lo que quiere, pero ¿qué es lo que está buscando: dinero o amor?
Basada en una obra teatral de Rob Young (que el mismo adapta para la película) , esta película sirvió de debut para Marc Munden, dedicado hasta el momento a series de TV. Para ello cuenta con un interesante reparto, John Hurt, Kyle MacLachlan como secundarios y encabezado por Christina Ricci y John Simm.
Ricci es quien en realidad lleva el peso de la película (aunque Simm esta encantador de bobalicón enamoradizo y bonachón), y con quien no conectamos y aceptamos desde el principio de la película, raro sería que nos gustara sino fuera así. Ricci hace de femme fatal, y si su carisma y belleza insólita no nos convence, la película no lo hará.
La película se mueve entre el homenaje a los clásicos del género negro, el thriller, el drama y la comedia, con todos los tópicos inimaginables, que nos darán la sensación de “deja vu”, y que a pesar de lo agradable que se hace la visión (no creo que su intención sea más profunda que esta); gracias al buen hacer de los actores, a que me gusta el género, ese toque ingles caracterismo, la banda sonora, y John Simm; la inexperiencia de Munden, y de Rob Young, pasan factura, tanto en el desarrollo de la historia y los personajes, como la dirección.
Puntuación 6/10
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