La preseleccionada este año para los Oscar por parte de Japon, es un thriller dramatico que narra la historia de un detective ,a quien le asignan proteger a una adolescente, de la tormenta mediática después de que su hermano haya sido detenido por un horrible asesinato.
Mucho mas accesible que otras película muy superiores que llegaron el año pasado a la cartelera nipona, pero no por ello la hace mejor ni peor, lo que hace que esta película esté muy por debajo de obras tales como Fish Story o Love Exposure, es por su escaso atrevimiento y originalidad, pobres actuaciones y, ante todo, sus agujeros en el guión, que se sostiene, a pesar de sus innecesarios, predecibles y sensibleros golpes de efecto, gracias a su buen ritmo narrativo.
Un guión que no aprovecha la interesante y crítica trama que condena a los medios de comunicación y la incontrolada información que se puede colgar en internet, ambos capaces de violar la intimidad y la dignidad humana.
Repleto de fallos e incongruencias, quizá por problemas de su duración. En dos horas esta pelicula no consigue profundizar en esta compleja historia y los personajes como es debido. Y es que hay situaciones y personajes que simplemente no cuadran con lo anteriormente presentado; personajes que no actúan como deberían o como han actuado minutos antes; o giros de guión incomprensibles. Todo ello, con la única intención de darnos rebuscados momentos dramáticos, algo innecesario, consiguiendo perjudicar una historia ya por si sola cruda y fascinante, logrando todo lo contrario a lo que se debería, y es que encuentra algunos momentos irreales y excesivamente sensibleros.
Koichi Sato (The Magic Hour) y la joven Mirai Shida (Kabei: Our Mother), son los dos protagonistas de esta película que no brillan en absoluto y son claramente superados por el resto del reparto de secundarios, en especial por el compañero del protagonista, Ryuhei Matsuda, y Yuriko Ishida y Toshirô Yanagiba que interpretan a un matrimonio conectado trágicamente con el personaje de Sato.
El actor, a pesar de haber sido galardonado varias veces por sus anteriores trabajos, en esta película, no da mucha credibilidad a un papel bastante estereotipado y con un tupé con el que es imposible tomarse en serio su personaje. La joven Shida se pasa toda la película con misma cara de preocupación sin saber si es simplemente estreñimiento o su manera de interpretar a su complejo personaje.
A pesar de la dureza con que estoy tratando esta película, Nobody to Watch Over Me no es una mala película, Ryôichi Kimizuka (The Suspect: Muroi Shinji) consigue una película con un ritmo increíble, toda una montaña rusa no exenta de emoción y sentimientos, lo que pasa es que desaprovecha por completo lo que podría haber sido, un excelente thriller desgarrador y humano (además de tener dos o tres cosas muy ridículas e incomprensibles), para darnos algo mucho más fácil y convencional.
Puntuacion 6/10
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