Berlín, 1945: el corresponsal de guerra norteamericano, Jake Geismer, recién llegó a Berlín para cubrir las noticias de la Conferencia de Paz en la ciudad de Potsdam, en Alemania, en donde los líderes Aliados se congregarán para determinar el destino de la Alemania vencida, y la nueva Europa liberada. De paso, ellos tratarán de quedarse con cualquier cosa de valor que aún puedan lograr.
El chofer de Jake, el cabo Tully, tiene encanto provinciano americano. Es un muchacho impaciente, cándido, que tiene el aspecto bondadoso de la buena gente del medio oeste. Sin embargo, es corrupto hasta la médula, y sería capaz de vender cualquier cosa o cualquier persona por el mejor precio, al bando que más le convenga.
Las negociaciones de Tully en el mercado negro no le interesan a Jake. En cambio, sí le interesa la novia de Tully. Ella es Lena Brandt, y alguna vez había sido su novia. Lena ya no es la persona que él un día conoció. Sin ninguna duda, la guerra, la vida dura en una ciudad destruida, y el peso de guardar secretos, la cambiaron. Un día Tully es encontrado en la zona rusa, con 100.000 marcos en el bolsillo, y un balazo en la espalda. Jake está muy interesado en este misterioso asesinato, y en el enigma aún mayor de porqué tanto las autoridades americanas como las rusas, se hacen los distraídos en cuanto a su muerte.
Cuanto más investiga Jake, todo tiende a llevarlo hacia Lena. Jake descubre que es casi imposible descubrir la verdad en un lugar y en un tiempo, en el que la gente todavía está sufriendo los horrores de la guerra. Todos tratan de recuperar su vida, con la insoportable conciencia de lo que tuvieron que hacer para sobrevivir.
Steven Soderbergh es un director muy pretencioso, siempre lo ha sido, pero que mientras me haya dado buenas películas como Traffic, y simplemente divertidas como Ocean Eleven no me ha importado.
El problema es cuando intenta hacer una película homenaje al genero noir de los años 40, tratando de emular Michael Curtiz y su Casablanca, o a Carol Reed y su El tercer Hombre, cuando ni su talento es tal, ni los actores que ha escogido llegan a la suela del zapato a los de estas, ni la historia es para tal, ni es el tiempo para hacer esto.
Aunque en forma parece que estemos viendo una películas de antaño, rodada en blanco y negro, compaginando imágenes de archivo de la época, su fotografía y la banda sonora sublimes, el vestuario, ..... e incluso utiliza la entrañables transparencias de cuando se viajaban en coche. Es a la hora de dar cuerpo a los personajes y la historia donde falla la película.
La historia y los personajes no están bien desarrollados, les falta profundidad, e ese cierto mensaje de denuncia político, social e histórico aparece simplemente como algo anecdótico.
Los actores hacen lo que pueden con esos personajes poco definidos, así que Tobey McGuire no puede hacer nada mas que soltar sus frases sin pizca de congruencia, Cate Blanchett solo puede intentar emular con un falso alemán a las grandes femmes fatales que pasaron por la gran pantalla en la época, y George Clooney aunque como nos suele tener habituados desprende carisma por todas partes, no llega a ser ese gran “héroe” que debería ser. Para mas inri la química entre estos dos es nula.
Una lastima que se haya tenido mas en cuanta la forma que la historia, lo que demuestra que hay veces que la intención no es solo que cuenta.
Puntuación 5/10
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