Hay película que son más atractivas con su planteamiento, que con lo que dan en su conjunto, esta es una de ellas. Una película que parte de una idea muy interesante, algo diferente y original, pero en su desarrollo es horrenda.
En el género vampírico he visto suceder muchas veces esta situación, recuerdo una película protagonizada por Adrian Paul (el inmortal de la serie de TV), llamada Legado de sangre, que le pasaba como esta. Aportaba grandes ideas, pero no sabía desarrollar la historia, ni los personajes.
En esta ocasión tenemos una ambientación retro-futurista bastante oscura, en donde los vampiros son consecuencia de los experimentos de los alquimistas. Estos forman una secta (religión) que los humanos adoran, la hermandad, a los que por voluntad propia donan su sangre. A cambio estos velan por los humanos, proporcionándoles curas para las enfermedades.
Así han pasado años y años, y los humanos y los vampiros viven en paz, aunque sin fiarse del todo unos de otros. Y cuando un vampiro empieza a matar indiscriminadamente esta desconfianza por ambas parte, parece tener fundamento, sobre todo por parte de los humanos, cuando se descubre la razón de ello.
Entre todo esto, tres son los protagonistas, una joven policía con traumas personales, y dos vampiros hermanos, uno es el asesino, el otro colaborara con la policía para detenerlo. Pronto entre estos dos surgirá cierta obsesión por la joven policía, el primero por simple curiosidad y maldad, el segundo porque empieza a enamorarse de ella, de manera que se verá envuelta mas allá de la batalla entre buenos y malos.
Aunque la ambientación y las ideas son muy buenas, como comento el desarrollo de la historia y los personajes y sus personajes no tiene por donde cogerse, a lo que hay que añadir una muy pobre dirección por parte de Glenn Standring (que también escribe el guion).
La historia se va desarrollando torpemente y confusamente, y la relación de los personajes no está dotada de ni una pizca de coherencia, pasa de un grado a otro de sentimientos, de una escena a otra. Pero los actores, Dougray Scott, Saffron Burrows y Leo Gregory, tampoco es que ayuden mucho, y dan a su ya pobre personaje, mas frialdad, con la consiguiente indiferencia total del espectador hacia los personajes y la historia.
Esta película que ha llegado con años de diferencia en nuestro país (es del 2004 a pesar que en muchas partes ponga que es del 2006), es una verdadera lástima que no se haya pulido antes de llegar a pantalla, ojala, Standring tuviera una segunda oportunidad para hacerlo mejor, porque sus ideas lo merecen.
Puntuación 4/10
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