Jeong Yoon-chul vuelve a la dirección después de su aclamado debut, Marathon, y lo hace con una película más ligera, sobre una familia disfuncional surcoreana, y matizo, porque es muy importante recalcar que es surcoreana, y por tanto tiene esos toques tan característicos y que hacen a este cine tan especial (y que por ello, tanto me gusta).
Esta familia está formada por una ama de casa que ve como se le valora en su familia; un cabeza de familia que no es respetado por su familia, y aun menos en su trabajo siendo profesor de instituto; dos hijos adolescentes con sus neuras de la edad; y una tía fracasada y abandonada por su novio hace poco.
A pesar de tener claras influencias de American Beauty no solo en la historia e intenciones, sino en personalidad y frustraciones de los personajes, y en ciertas imágenes y banda sonora, la película vale por sí misma, y a pesar de no llegar a la calidad de la obra de Sam Mendes, es más que digna de ver, por su retrato, algo extremo, eso sí, de los problemas de una familia “normal” surcoreana, con cierto, mejor dicho, mucho humor negro. Además por ser una sátira de la sociedad actual del país y del mundo, en donde internet juega un papel muy importante y peligroso.
Como ya he dicho, estamos ante un producto puro surcoreano donde el drama se ve rápidamente y continuamente interrumpido por una “rareza” o toque de humor, y viceversa; y aunque se puede ver reflejado en todo momento en la película, es en la parte final donde se ve en su esplendor, en una alocada conclusión, a son de la canción, mundialmente conocida (para nuestra desgracia), La Macarena.
El elenco actoral, es lo más destacable de la película (aparte del siempre perfecto apartado técnico), Ho-jin Jeon, Hie-kyung Moon, Kim Hye Su, Ah-in Yu, Bo-ra Hwang. Todos ellos magníficos en sus roles.
Lástima que no se aproveche, por completo, todo el material que posee.
Puntuación 6.5/10
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