Boys Don't Cry (o Once Upon a Time in Seoul) es una película ligera con toques dramáticos, sobre la amistad y lealtad, sobre lo importante de encontrar una familia y mantenerse unida sobretodo en los tiempos difíciles.
La acción se desarrolla en Seul en 1953, donde tras el final de la Guerra de Corea, gran parte de la población malvive. Nuestros protagonistas son dos jóvenes muy diferentes que se dedican al mercado negro, y que se enfrentaran tanto a la banda que pertenecen como a las rivales, cuando decidan emprender su propio negocio con la ayuda de unos ladronzuelos. Esta aventura les costara más de una quebradero de cabeza, del surge el amor y la rivalidad.
Song Chang-ee (My Girl and I) y Lee Wan encarnan a la pareja de amigos protagonista que debe sobrevivir en tiempos difíciles. Interpretan a personajes muy diferentes, el primero de ellos, es ambicioso e inteligente y tiene claro que quiere en la vida, mientras que Lee Wan debuta en el cine tras diversos doramas (series de tv), con un personaje más impulsivo, un violento e inocente joven algo perdido, y que no sabe bien qué es lo que quiere en la vida.
El camino que recorren estos personajes juntos, es en lo que se centra esta película, su relación y cómo evoluciona esta y sus personajes se desarrolla excepcionalmente y de manera más sorprendente de lo que en un principio se podría suponer.
En cuanto al apartado técnico y a la dirección como es habitual es sublime, con una ambientación de la época muy lograda y realista.
Bae Hyeong-joon (Too Beautiful To Lie) cambia de registro para aportarnos una película que quizá no presenta una gran novedad pero sí que tenemos una entretenida película que intentan alejarse de los clichés y sobretodo del melodrama barato y sensiblero, gracias al buen desarrollo de la historia, a la amoralidad de esta y sus personajes, a la incorporación de una buena dosis de acción con violentas peleas excelentemente coreografiadas, y a unos actores carismáticos
Puntuación 7/10
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